La oscura y
triste historia de los Castrati
Su historia es bastante oscura y triste. Hablamos
de los castrati. Origen, época 'dorada' y fin de esta salvaje tradición.
Su historia es bastante oscura y triste. Los castrati, “castrato” en
singular (proveniente del italiano, que significa castrado), eran niños
cantores sometidos a la operación de castración (en la que se eliminan
los testículos para no producir hormonas sexuales masculinas) para conseguir
que estos conservaran su voz aguda a la hora de entonar melodías.
A pesar de que la época “dorada” de
los castrati fue hacia el S.XVII gracias al tremendo éxito por toda Europa de
la ópera y sus protagonistas, la castración debida a fines artísticos
se remonta incluso al año 400 d.C. Esta fecha es la que se considera como
punto de origen de la castración con la idea de fomentar voces delicadas como
la de una mujer con la presencia física de un hombre. De hecho, los eunucos
hacían las veces de animadores de emperadores y emperatrices del antiguo
Imperio Romano gracias a sus delicadas voces producto de tal inutilización de
los aparatos genitales.
El castrado con motivos musicales
continuó practicándose hasta principios del siglo XI. En este momento y debido
a la Cuarta Cruzada, no se vuelve a saber nada de
los castrati hasta el siglo XVI. Como el propio Papa había prohibido la
presencia de artistas o cantantes femeninas en las iglesias o escenarios, la
moda de los castrati volvió a resurgir con más fuerza con el aumento del
interés del público por la ópera. Así, los niños eran operados entre
los 8 y los 12 años -normalmente por un barbero que los drogaba con opio para
que sintieran menos el dolor de la incisión- y posteriormente educados en
formación musical.
Según los registros que se conservan
del S.XVII, en esta época se castraban una media de 4.000 niños por año de
los que tan solo uno conseguía llegar a la fama y convertirse en una auténtica
estrella. Muchos de estos niños pertenecían a familias con pocos recursos
económicos. De entre los castrati más famosos podemos citar a Farinelli,
Baldassarre Ferri, Giacomo Casanova o Alessandro Moreschi, L’angelo di Roma,
considerado el último castrato (del que se conserva un documento de audio único
con esta tesitura de voz).
El fin de esta desafortunada
tradición llega con el Papa Pío X cuando en 1903 prohíbe la práctica de
la castración por considerarla “una abominable costumbre
contra la naturaleza humana”. Con ello, las mujeres también se incorporaron
a la escena musical por lo que su presencia comenzó a diluirse poco a poco.
Lejos de esta salvaje práctica, los
contratenores actuales consiguen la misma tonalidad aguda, femenina y delicada
gracias a una técnica natural y a su particular desarrollo del aparato fonador.